Posibles subtítulos: “Peluquería de lana” o “Querer es
Poder”
Vamos a retomar las historias de la lana, ahora que todo
está más tranquila (vaya mentira, pero bien, algo más tranquila ya estoy).
Decidimos esquilar las ovejas de Elena este verano, a finales de julio. Es una
mezcla de las razas merina y ansotana con una lana fina, suave y rizada.
Me quedé un día más y por la mañana prontito, después de
regar la huerta…¡manos a la obra! Nos iba a ayudar la prima de Elena, que estaba
de visita desde Londres. Cuadrilla potente para cuatro ovejas. Una oveja ya
había echado la lana, una muda natural. Leímos que se tiene que esquilar cuando
se “levanta la lana”. Este fenómeno tiene lugar cuando la lana se despega del
lomo de la oveja, y resulta en una capa de lana más grasienta que aparece entre
el vellón y la piel. Es a través de esta capa por donde se debe pasar la
esquiladora.
Pues bien, yo sin más conocimientos que esto, la prima sin
conocimiento ninguna y Elena con experiencia de tumbar las ovejas del vecino el
año pasado. Descolgó las tijeras de esquilar de la pared, donde estaban de
adorno, y pusimos una sábana en el suelo, para que la lana no se ensuciara. Sacamos
a una oveja, la tumbamos, atamos las patas (no dominamos el método australiano
aún: estos sientan la oveja y la sujetan entre las piernas). Yo sujetaba la
cabeza para tranquilizar la oveja. Al final me pasaron las tijeras a mí para
empezar. No me daba ningún miedo porque cuando tenía doce años también corté el
pelo a mi padre, que nunca se ha quejado. A empezar, con cuidado de no lesionar
la oveja pero …. ¡no cortaban un pelo! ¡Pero na! Vaya decepción.
La ovejita nos miró por el rabillo del ojo, pero se quedó
quita. No se alteró ni nada. Menos mal que estaba la prima. Sacó de su
costurero unas mini-tijeras en forma de tijeras de esquilar y Elena encontró
las suyas.
Así hemos quitado el vellón a las ovejas y bastante bien. Alguna
empolla nos ha salido, pero no hemos lesionado a ninguna oveja. Espero que el año
que viene habrá afilada sus tijeras, quiero decir las de esquilar.